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La industrialización en el sector vinícola de Almansa

Si retrocedemos en el tiempo y nos situamos en la Almansa del siglo XIX, una ciudad subdesarrollada que sobrevivía de la agricultura, la implantación de la actividad industrial marcó un antes y un después. La llegada del ferrocarril y su impacto en el comercio, la liberalización y la modernización agraria y el desarrollo tecnológico en la España del siglo, causaron el comienzo de la industrialización de la sociedad decimonónica almanseña.

Varios fueron los sucesos claves que entraron en juego en la evolución del sector vinícola y los hábitos de consumo del vino durante alrededor de 150 años. Partiendo de la crisis de la filoxera francesa en la segunda mitad del XIX, se generaron grandes oportunidades en el sector del vino español, causando un boom vitivinícola a finales de siglo.

En el período concreto de 1907 a 1939, la ciudad de Almansa se convirtió en enclave ferroviario, consolidándose como centro exportador de vinos con las ciudades de Tarragona, Valencia y Alicante. Tras un incremento de la demanda y la subida de los precios, proliferaron nuevas viñas y bodegas. La rentabilidad del sector empezó a ser notoria, generando un aumento en la población y el consumo.

Estos cambios tuvieron una gran repercusión en la industria del vino y los alcoholes almanseños. Comenzaron las inversiones en la ciudad asentando nuevos modelos industriales de bodega, novedosos y modernos procesos de producción, así como personal cualificado que organizara una transformación socio-profesional del sector vinícola.

El lagar para pisado de uva, la estrujadora despalilladora, las prensas de jaula y de tortas de esparto, el trasiego mecánico con bomba, la fermentación y almacenamiento en barro, la crianza en madera o los sistemas de destilación continúa en columna, fueron algunas de las nuevas técnicas de bodega que se introdujeron.

Se pasó de un modelo artesanal y agrícola a un modelo industrial. Dejó de producirse vino para el consumo y la venta local hacia una nueva producción encaminada a la exportación de vinos comunes.

Tras la autarquía de la posguerra, hubo una crisis que produjo un estancamiento del sector local en los años 40 y 50. El vino se comercializaba únicamente en el mercado nacional, se cerraron explotaciones creando depósitos de vinos y se abandonaron cultivos de vid.

En los años 60 hubo una recuperación gracias a las mejoras que Mario Bonete implantó en Bodegas Piqueras, impulsando así la creación de la DO Almansa en 1966. La puesta en valor de la variedad Garnacha Tintorera, la implantación del embotellado y la ampliación de las instalaciones de la bodega, fueron el valor añadido que introdujeron a Bodegas Piqueras en la especialización de la exportación de vinos embotellados de calidad con la denominación Castillo de Almansa.

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